El pequeño vampiro
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El pequeño vampiro
Angela Sommer-Bodenburg
Alfaguara
A Antón le gustaba leer libros y cuentos
sobre vampiros y hasta creía en ellos. Sus padres se reían del pobre Antón, que
un día se quedó solo en casa y de repente apareció un vampiro en su ventana. Al
principio se asustó, pero conforme iba pasando el tiempo se iban haciendo
amigos.
Un día Rüdiger, que así se llamaba el
vamiro, apareció dispuesto a llevar a Antón al cementerio… ¡volando! Antón se
asustó mucho, pero luego le empezó a gustar. En el cementerio se encontraron
con el guardián, pero lo esquivaron con sigilo y llegaron a la cripta
Schlotterstein. Al día siguiente Antón se despertó tarde y olía a su comida
favorita, la cual preparó su madre para hablar largo y tendido con Antón, pero
Antón no comió.
Pasaron cuatro semanas y Rüdiger le
presentó a su hermana Anna, que estaba enamorada de Antón, y le prestó uno de
sus famosos libros. A la semana siguiente volvió sola diciendo que Rüdiger
estaba enfermo. Fueron a visitarlo y se encontraron con el mayor de los
hermanos Von Schlotterstein. Jugaron a un juego pero acabó pronto porque Lumpi
se enfadó. Volvieron a casa Anna y Antón y de camino surgió una conversación
incómoda, trataba de lo que sentía Anna por él. Llegaron tarde y Antón tuvo que
mentir a sus padres para que no se enteraran de que conocía a tres vampiros.
Esa misma noche había soñado que lo convertían en vampiro. Al día siguiente
quedó con Anna para tomar café el miércoles siguiente y ese día aparecieron
Anna y Rüdiger pintados para no parecer vampiros. Fueron sin comer y se
tuvieron que ir pronto.
Me ha gustado mucho, pero es muy
repetitivo, siempre iban los vampiros a casa de Antón y corrían aventuras
juntos que siempre acababan igual.
Pablo Martínez, 1º AX
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