Recuerdo a Marcos Mundstock

Recuerdo a Marcos Mundstock
Por Antonio Gómez

Si el veintitrés de abril es el día del libro y día máximo de la Lengua Castellana, en honor a uno de sus máximos representantes y autor del “Ingenioso…”, el maestro Don Miguel, por morir en esa fecha de 1616; quiso el destino que también en esocoincidiera con el otro ingenio de las letras inglesas, de nombre William. Pues este año, las letras castellanas, tienen un motivo más para su celebración, otra figura queañadir a su efemérides, y se trata nada más y nada menos que de un miembro del grupo Les Luthier. ¿Que no saben ustedes quienes son este grupo? Espero que sea un lapsus, más que una realidad, pues es una pena, ya que en los pecados no creo.

Este no es un miembro cualquiera, se trata de Don Marcos Mundstock, fundador del grupo, locutor y el mejor narrador de voz grave que jamás se haya visto sobre un escenario. Y su humildad ha sido ejemplar hasta el final, por no creer merecer el honor de Cervantes y otros autores, el destino le ha otorgado el dudoso privilegio de dejarnos el día antes de la fecha señalada. Y, aun así, no podemos mostrar ni un gesto de disgusto o tristeza, no por él, pues creía que podría estar ya en compañía de su gran amigo Daniel Rabinovich, con el que tan bien se lo pasaba y nos hacían disfrutar con sus “bi-ólogos” sobre el escenario.

Tal vez no encontremos un best seller entre sus escritos, pero como dice Álex Grijelmo en su artículo, “Las palabras buscaban a Mundstock para que él las dotara de nuevos significados, sorprendentes y desternillantes, de modo que así pudieran ampliar sus propiedades y producir la risa del público. Se hicieron amigas suyas; y hoy deben de estar, por tanto, desconsoladas.” Su contribución a la cultura va más allá del lenguaje y trasciende a la dimensión humana y social, siendo reconocido su grupo con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2017, y esto, por ser cómicos, humoristas, pues nada despectivo hay en ello, mas al contrario, se valora esta profesión-vocación, como el arte de comunicar y transmitir buenos sentimientos que mejoran el estado de ánimo de quien lo observa con atención y lo vive con ellos en el teatro.

De su discurso, recojo: “el sentido del humor se aprende y mejora con la práctica: nadie nace riendo…”. Y es por ello que le doy el apelativo de “lenguado”, por no considerar respetuoso adjudicarle el más frívolo de “deslenguado”, que tan bien le podría definir.
Pero nada mejor que escuchar su propia voz, ya cascada por el tiempo y la enfermedad, con este vídeo. Disfrutarlo con mucha atención, pues es posible que “un lo que canta un gallo equivalga a dos santiamenes y a cuatro periquetes…”




Comentarios

  1. Genial Mundstock.¡Me encanta el análisis sintáctico!Sigamos sus invitaciones y arrimémonos los unos a los otros en cuanto o pase un 0,33 de "ya no veo la hora" y todo pase a importarnos un bledo, que nadie sabe lo que es. Gracias, Antonio.

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